Divulgación musical
El modo Mayor del sistema Tonal y la resolución de tensiones
Por Julio F.
González Iramain –Prof. de Música, Lic. en Comunicación Social – Director de la
Escuela Superior de Música de La Rioja.
03822-421119 / jgonzaleziramain@yahoo.com.ar
Vimos
anteriormente los acordes que se forman al superponer por terceras los sonidos
de la escala Mayor o Jónica. Estos acordes son la base del sistema Tonal Mayor
que, como decíamos, tiene como característica principal la preeminencia de un
acorde (la tónica) sobre los demás. Esta centralidad del acorde de tónica tiene
varias explicaciones desde la teoría de la música pero hay una especialmente
convincente: Si analizamos la estructura de la escala Mayor nos vamos a
encontrar con que sus notas se relacionan entre sí mayoritariamente por tonos.
Pero hay dos casos en donde aparecen semitonos: entre la Tónica DO y la séptima
nota SI; y entre la cuarta nota FA y la tercera MI (siempre tomando como
ejemplo la escala de DO mayor).
En
música hay determinadas relaciones sonoras, llamadas intervalos (distancias
musicales entre sonidos), que suscitan una gran empatía entre los sonidos que
relacionan. Tal es el caso de la llamadas “consonancias”, como los unísonos (la
misma nota), octavas (la misma nota duplicada en frecuencia), quintas justas,
terceras mayores y cuartas justas que la mayoría de los tratados describen. El
semitono es, en música, junto con todos los intervalos disminuidos y aumentados,
una relación donde la “disonancia”, la tensión, llega al extremo. Esto es así
porque, una vez que la percepción auditiva se acostumbra (por repetición) a una
determinada nota, la aparición de otro sonido a un semitono de distancia (más
grave o agudo, lo mismo da) genera una sensación de inestabilidad y tensión sonora.
Es que los semitonos tienen una enorme carga energética sobre sus notas
contiguas, energía que, dado el equilibrio que postuló desde sus inicios el
sistema Tonal, debe ser distendida prontamente.
La resolución de tensiones en el
sistema Tonal
Estas
notas que provocan tensiones se llaman en teoría musical “sensibles” y son la
base de los movimientos armónicos dentro de las obras tonales. En armonía
tradicional no se usaban acordes con séptima, sino “triadas”, acordes de tres
notas que se estructuran con una Fundamental (la nota que le da el nombre al
acorde), una tercera (el sonido que decide si el acorde es mayor o menor) y la
quinta. Con el correr de tiempo las séptimas comenzaron a utilizarse más
frecuentemente y, en la actualidad, es común encontrar también acordes de más
de siete notas con novenas, oncenas y trecenas.
Tradicionalmente,
cada vez que aparecían las sensibles debían ser resueltas lo más pronto
posible. Así, el semitono SI-DO es llamado de “sensible Tonal” (porque el SI
debe resolver en la tónica, DO) y el de
FA-MI se lo designa de “sensible Modal” (la cuarta, FA va hacia la tercera MI,
la nota que define si el acorde es mayor o menor). Entonces, los acordes que
tenían alguna de las sensibles eran considerados inestables y debían ir hacia acordes
sin sensibles o “estables”. Surgen de este modo tres estadios o funciones de
los acordes según incluyan o no sensibles: Distensión (Tónica), mediana tensión
(Subdominante, sensible modal) y tensión (Dominante, sensible tonal).
Cuando
un acorde tenía la sensible tonal (SI) era considerado como “Dominante” y
cuando tenía la sensible modal (FA) era tratado como “subdominante”. Al
empezarse a usar las séptimas este esquema se mantuvo, aunque con menos
rigidez: Por ejemplo, si se le agrega la séptima (SI) al acorde de tónica (DO)
va a contener la sensible tonal. Pero en realidad esta nota también es la quinta justa de la tercera (MI)
del acorde, una consonancia directa, lo que ablanda esta sensación de tensión.
Algo parecido ocurre con el tercer grado de la escala armonizada (MIm7), en
donde la presencia de la sensible, SI, lo puede hace parecer como un dominante
(sobre todo si tiene su tercera, SOL, en el bajo). Las notas que lo componen le
dan una gran ambigüedad (y una gran riqueza, por cierto) porque lo asemejan
tanto a un DOmaj7 (la tónica) como a un SOL6 (un dominante sin sensible modal).
El
uso de séptimas en los acordes dominantes generó la aparición del intervalo de
quinta disminuida (b5) o “tritono” (porque son tres tonos exactamente entre una
nota y otra). Esto llegó a ser llamado por varios tratadistas medievales “Diabolus in música” (el diablo en la
música) y era trabajado por los compositores con sumo cuidado. Una vez que las
supersticiones del cristianismo primitivo dejaron de atormentar (literalmente
hablando) a las mentes libres, este intervalo empieza a aparecer más
frecuentemente. Este “tritono” es el intervalo característico del acorde
dominante con séptima, que tiene las dos sensibles (tonal, SI, y modal, FA),
que deben resolverse: la tonal hacia la tónica y la modal hacia la tercera. La
función subdominante es un estado de transición entre la distensión de la
tónica y la tensión del dominante porque tiene sólo la sensible modal FA, que
se resuelve en MI (ver gráfico).
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